Análisis MacBook (2017), el Mac imposible
La palabra que mejor define las dos semanas que llevo utilizando el nuevo MacBook de 2017 es esta: imposible. Es un Mac imposible, que no puede ser real. Sí, todos lo hemos probado en una Apple Store, levantado con una mano y soportado su ridículo peso. Pero al hacer esto, nos estamos dejando fuera la verdadera experiencia que se tiene utilizándolo día a día. Y es aquí donde se esconde la magia de la tercera generación de este Mac.
MacBook 2017: especificaciones técnicas
MacBook 2017
Pantalla | LED de 12 pulgadas y 2.304 por 1.440 pixeles (226 ppi) |
Procesador | Intel Core m3 de doble núcleo a 1,2 GHz, opción de Intel Core i5 de doble núcleo a 1,3 GHz o Intel Core i7 de doble núcleo a 1,4 GHz |
Memoria | 8GB de memoria LPDDR3 integrada a 1.866 MHz, opción de 16GB |
Almacenamiento | SSD PCIe 256GB |
Dimensiones y peso | 920 gramos 0,35-1,31cm x 28,05cm x 19,65cm |
Tarjeta gráfica | Intel HD Graphics 615 |
Cámara | FaceTime de 480p |
Puertos | USB-C 3.1 de primera generación |
Colores | Oro rosa, gris espacial, plateado y dorado |
Precio | Desde 1.499 euros |
Un formato imposible
Este MacBook de 2017 hereda cualidades del MacBook Air original y el nombre del portátil para las masas del mismo nombre. Ambos Mac fueron presentados precisamente en el mismo año: 2008. Y ahora casi diez años después, en un giro del destino, vuelven a unirse en un único equipo. Y no lo hace de cualquier manera, ya que Apple ha decidido llevar este portátil hasta extremos imposibles.
Porque cuando comienzas a utilizar este MacBook en tu día a día, te das cuenta del esfuerzo titánico que hay detrás de su formato. Doce pulgadas de pantalla retina. Un teclado mariposa de segunda generación. Un sistema de audio que no te esperas que suene tanto y tan bien. Y una batería para aguantar un día entero de trabajo bajo las manos de un profesional de la movilidad exigente.
Todo ello encerrado en un paquete ultracompacto que pesa tan sólo 920 gramos (menos de un kilo). Un portátil que es más probable que pese menos que el maletín en el que lo transportas. Y esto es un detalle que más de una vez me ha dado un susto: es tan ligero y compacto que no sabes si lo que llevas al hombro es un maletín con un Mac o está completamente vacío. La manera de salir de dudas sin tener que abrirlo es intentar doblar con suavidad el maletín de cuero y, si ofrece resistencia, es que lo llevas dentro.
Puede que los apasionados de la tecnología estemos más que acostumbrados a los productos más punteros. Ser early adopter nos hace impermeables a la novedad cuando apenas supera un par de meses en el mercado. Pero el común de mortales no sigue las novedades al minuto, por lo que ver un portátil de estas características en vivo y en directo, les llama la atención.
El MacBook sigue siendo, a dos años de su reestreno y tres renovaciones después, un portátil muy sexy.
Qué ha cambiado en el MacBook de 2017
Bajo la misma apariencia externa que las dos versiones anteriores de MacBook, la revisión de 2017 sube la apuesta en varios apartados fundamentales. La mejora más importante de todas a nivel de hardware es la incorporación de los procesadores Intel de la familia Kaby Lake. El que montaba nuestra unidad de prueba es el modelo m3 de dos núcleos y 1,2Ghz, que alcanza unos sorprendentes 3.0Ghz bajo tareas exigentes. Como puede verse en el resultado de Geekbench, el MacBook 2017 es una máquina con un rendimiento muy atractivo. En ambos tipos de test, la generación actual mejora con respecto a la del año pasado holgadamente. En concreto, el test single-core obtiene una puntuación de 3.284 comparado con los 2.481 del año anterior, un 32% de incremento. Y en cuanto al test multi-core, este año puntúa 6.825 en contraste con 4.991 del 2016, un crecimiento del 36%.
Aquí debemos aclarar una cosa. Aunque Intel ha renombrado los procesadores m5 y m7 como i5 e i7 respectivamente, siguen siendo equiparables a la familia "m" de años anteriores. Si nos fijamos en los incrementos de potencia de cada uno, se produce en saltos de sólo 100MHz. Lo cual tiene sentido. El MacBook sigue siendo un portátil muy compacto que no tiene espacio para unos ventiladores, por lo que la potencia no puede subir de manera dramática sin necesitar ventilación adicional.
Otro punto de mejora de esta generación se encuentra en la memoria SSD de tipo PCIe, que según Apple es bastante más rápida que la del modelo anterior. La memoria RAM sigue siendo la misma, de tipo LPDDR3 a 1.866 MHz pero ahora tenemos la opción de elegir 16GB en vez de los únicos 8GB que había disponibles anteriormente.
La última mejora que agradará a muchos es un cambio en el teclado. Los modelos de 2015 y 2016 introducían un nuevo mecanismo de mariposa que reducían el grosor de las teclas, aumentaba su estabilidad y superficie y minimizaba el movimiento vertical. Un teclado que no fue del gusto de algunos pero que, a pesar de todo, acabó llegando al resto de equipos portátiles de Apple.
Ahora, con el MacBook de 2017 tenemos la segunda generación con un mecanismo mejorado. Adaptarse a él viniendo de uno de los teclados de otros modelos es más sencillo de lo que uno espera. La amplitud de las teclas unido a su estabilidad, hace que escribir sea más rápido y con menores errores que antes. Encuentro que escribir requiere menos esfuerzo en este teclado, aunque se siente un poco más duro (¿más rudo tal vez?).
La transición se hace en unos días de teclear de manera constante en él y tras probarlo, cualquier otro teclado se convierte en algo primitivo. También es ligeramente más ruidoso que otros sistemas sin llegar a suponer un problema. Para un usuario acostumbrado a los teclados de portátiles de Apple (no de escritorio), se trata de una mejora clara.
La vida inalámbrica del MacBook
Os voy a contar un secreto. La transición hacia un Mac con un único puerto USB-C me generó cierta inseguridad a la hora de trabajar con él. No quería verme en la situación en la que necesitara un adaptador a un puerto obsoleto (pero funcional) y no lo tuviera a mano. Y menos encontrarme con un cliente que me quisiera pasar documentos mediante USB y no pudiera hacerlo.
En casi todas las salidas de casa a reuniones con clientes me he llevado un adaptador a un puerto USB tradicional. Hasta que al final me he dado cuenta de una cosa: no he conectado nada a este MacBook en las dos semanas que lo llevo probando. Ni un sólo cable diferente al cargador, ni siquiera un jack de audio (veo muy primitivo de nuevo tener que conectar unos auriculares a un dispositivo teniendo los AirPods). Mi iPhone 7 Plus tampoco lo he conectado aún. ¿Para qué?
En estas semanas he vivido esa visión de un futuro inalámbrico que comenzó hace ya varios años. Poco a poco, la compañía de la manzana ha desplegado los cimientos de esta forma de entender las comunicaciones. Tenemos Continuity, Hand-Off, AirDrop, nombres que para alguien ajeno a este mundo no dicen nada. Pero que se traducen en usos y mejoras en la experiencia concretos:
- Desbloquear el Mac con mi Apple Watch, me hace plantear la comodidad de Touch ID aunque esto es otro debate. Ahora, apenas recuerdo mi contraseña.
- Mandarme archivos y fotos del iPhone al MacBook y viceversa. Lo que es más sorprendente: tarda un puñado de segundos y es más eficiente que hacerlo a través de email, mensajes o cable (¿qué es eso?).
-
El desbloqueo con Apple Watch es fantástico, apenas tarda uno o dos segundos desde que empiezas a levantar la tapa.
- Tener pestañas de Safari en el Dock, listas para abrir cuando las consulto desde el iPhone.
- Compartir internet entre mi iPhone hacia el MacBook con un simple clic.
- Sincronización de los AirPods con un par de clics. Aquí falta un botón que reduzca a un único toque del trackpad para alternar la fuente de sonido.
- ¿Te has olvidado de mandar un documento que guardaste en el escritorio? No te preocupes, lo tienes en tu iPhone gracias a iCloud Drive.
Estas ventajas se suman sólo cuando el usuario está comprometido con el ecosistema de Apple, incluyendo dispositivos, software y servicios como iCloud y Apple Music. Vamos, que la experiencia es mejor cuando utilizas un mayor número de dispositivos de la compañía. Otro ingrediente necesario pero ajeno a Apple es este: una buena conexión WiFi y de datos. Es imprescindible para vivir de forma inalámbrica
Ahora mismo, el estado actual de la visión inalámbrica de Apple parece bastante pulido. A pesar de ello, estoy convencido de que los chips W1 no se van a quedar únicamente en los AirPods y podríamos verlos llegar a otros equipos. De nuevo, un tema para otro día y momento.
Batería increíble, potencia más que suficiente
Un aspecto que encuentro fundamental en este nuevo MacBook es la batería. Como sabemos, Apple ha tenido que colocar una batería con una forma muy peculiar dentro del diminuto cuerpo de este Mac. Una técnica que recurre a la creación de "terrazas" y que recuerdan a las cotas de una montaña.
Apple asegura que esta batería dura hasta 10 horas, más que suficiente para cubrir una jornada de trabajo. En mi experiencia y sin haber hecho el típico test de duración de batería, cumple con lo prometido. Mi rutina en este aspecto supone poner el MacBook a cargar cada noche y tenerlo listo por la mañana al 100%. En una jornada normal suelo acabar con un 25%-30% de carga.
Como anécdota, durante una reunión la semana pasada con un cliente, la batería tan sólo bajó hasta el 95% en dos horas. Eso sí, tan sólo tomé algunas notas y visualicé una presentación, con Mail y Slack trabajando en segundo plano. Sobre esto, debo decir que he abandonado Chrome por completo tras utilizarlo en tándem con Safari durante años. Ahora sólo utilizo el navegador de Apple, que respeta mucho más la batería.
En cuanto a la potencia, el MacBook 2017 tiene de sobra para mis tareas diarias. Tener entre 10 y 15 pestañas de Safari, una presentación en PowerPoint de unas 30 diapositivas, Slack con tres equipos, tres cuentas de Mail y iTunes reproduciendo música desde Apple Music, todo al mismo tiempo, no supone ningún problema. Aunque debo decir que cuando no estoy utilizando una app ni planeo hacerlo, la cierro. En tareas más intensivas como puede ser la edición de video filmado desde un iPhone 5s es cuando se puede echar en falta un procesador más potente. Como es evidente, el chip m3 de esta generación no está pensado para trabajos de alto rendimiento. Y, sin embargo, cuando echamos al MacBook cuatro vídeos de este tipo en iMovie, los ha masticado sin despeinarse. Miniaturas, recortes, modificación de audio, transiciones, vista en tiempo real, todo ha funcionado sin ningún tipo de salto o pelota de playa. ¿Ruido en estas circunstacias? Cero, ¿no había dicho ya que no tiene ventilador? El silencio de este MacBook es, de nuevo, algo imposible.
Todo esto sorprende después de leer demasiadas veces que el MacBook es una máquina poco potente. Si lo que buscas es triturar varios vídeos 4k muy largos, es probable que lo que necesites sea otro Mac distinto.
Algunas palabras finales sobre el MacBook 2017
Este MacBook tiene un precio de 1.499 euros IVA incluido, el mismo que tienen otros portátiles de la compañía. Discusiones sobre divisas e impuestos indirectos aparte, lo cierto es que el mercado de ordenadores no es el que era. En un mundo en el que el ordenador personal es cada vez más un producto de nicho más que de mercado masivo, la única manera que tienen los fabricantes de escapar de un lago que se evapora es hacia arriba.
Apple ha decidido llevar uno de sus portátiles al mismo borde de lo posible. Un ordenador mínimo, con potencia más que suficiente y hardware puntero. Sin olvidarnos de su exclusivo macOS, que posibilita una serie de comodidades al usuario difíciles de abandonar.
Lo único que se puede considerar como un punto negativo es que la cámara FaceTime sigue siendo de 480p. La misma que en las dos generaciones anteriores. Para mí, se trata de una funcionalidad que está muy abajo en la lista de prioridades en un Mac (en contraste con la cámara de un iPhone, que es la número 1). Pero no por ello es excusable. Hay multitud de características que no son determinantes, pero que cuando se mejoran el usuario lo agradece. Y esta es una de ellas.
Por último, la pantalla sigue siendo estupenda a pesar de no haber dado el salto a la gama cromática P3 del iPhone 7 y MacBook Pro. Ni tampoco cuenta con conector Thunderbolt de tercera generación, que esta vez puede que sea debido a la potencia del procesador Intel. Dicho esto y si ninguna de estas pegas te supone un mundo, el MacBook 2017 es un equipo fantástico.
En Applesfera | Análisis MacBook (2016) y Análisis MacBook (2015), la vanguardia contenida.
También te recomendamos
La mejor app de meteorología para el Apple Watch (casi) es…
Análisis MacBook (2016), vuelve la mitología del MacBook
-
La noticia Análisis MacBook (2017), el Mac imposible fue publicada originalmente en Applesfera por Eduardo Archanco .
Comentarios
Publicar un comentario