¿Qué hace que un planeta, una estrella o un astro cualquiera adquiera forma esférica?
La Ley de Gravitación Universal de Newton lo explica.
Desde que se reciben las primeras nociones sobre ciencia, se asocia el concepto de planeta a cuerpo esférico. Es una afirmación tan estandarizada como el color de una naranja o el resultado de sumar dos más dos. Pero, ¿hasta que punto es correcta esa asociación de conceptos? ¿Qué es lo que determina, en realidad, la forma de los planetas, las estrellas y cualquier astro existente en el universo?
La gravedad es, esencialmente, la fuerza que transforma cualquier masa en una esfera
El principal agente determinante en la forma de los planetas, las estrellas y cualquier astro, es la gravedad. Todo cuerpo con masa superior a cero sufre y, a la vez, genera una fuerza de atracción respecto a los cuerpos que le rodean. La intensidad de la misma, depende de la cantidad de masa que forme el cuerpo.
Así, un cuerpo de gran masa como el planeta Tierra, genera fuerzas gravitacionales respecto a la Luna. Por el contrario, un cuerpo de menor masa como una taza no genera la suficiente fuerza de atracción como para atraer otros objetos próximos. Estas relaciones quedan recogidas, de una forma sencilla, en la Ley de Gravitación Universal de Newton.
Para relacionar esta Ley de Gravitación Universal con la forma de los planetas, es necesario realizar algunas consideraciones previas sobre esta:
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Las fuerzas gravitatorias son fuerzas radiales. Esto significa que la fuerza se “propaga” en todos los sentidos posibles con un módulo constante, atrayendo a todos los cuerpos que le rodean independientemente de su posición en el espacio.
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La fuerza es más intensa cuando la distancia entre dos cuerpos se reduce. Esto hace que dos cuerpos, bajo los efectos de esta fuerza gravitatoria, tiendan a acercarse lo máximo posible.
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La forma con un mayor ratio superficie-área es la esfera.
Durante la fase de formación de los planetas, los cuerpos dispersos por el espacio —como consecuencia del Big Bang– se atraían entre sí, provocando fusiones continuas entre ellos y formando cuerpos de una mayor masa. En este proceso, los cuerpos de menor masa tendían a situarse a la menor distancia del núcleo posible, justo donde la fuerza resultaba ser más intensa. De esta forma, los planetas, inicialmente carentes de forma esférica, adoptaron de forma progresiva las características de una esfera perfecta.
¿Es la Tierra una esfera perfecta?
Aunque pueda parecer contradictorio, la Tierra, al igual que el resto de planetas del Sistema Solar, no son esferas perfectas. El diámetro del planeta en el ecuador es ligeramente mayor al diámetro entre los polos norte y sur de la Tierra. Esta peculiaridad es causada por los movimientos de traslación y rotación que la Tierra realiza alrededor del sol y sobre sí misma.
Si estos movimientos no se produjeran, el planeta Tierra sí adoptaría la forma de una esfera perfecta.
El peculiar caso de los asteroides
Los asteroides —y otros cuerpos similares— carecen, por lo general, de forma esférica. Esto se debe a la cantidad de masa que forma estos asteroides, la cual es insuficiente para generar una fuerza gravitatoria lo suficientemente intensa como para atraer a otros cuerpos próximos y, por lo tanto, adquirir progresivamente la forma esférica que sí caracteriza a los planetas y las estrellas.
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