¿Por qué el agua puede humear?
En mi último viaje a Escocia tuve la oportunidad de recorrer las Highlands y asomarme al famoso lago Less (no, Nessie no estaba, como tampoco está la tetera de Rusell). Allí vi un fenómeno propio de las películas de terror: del agua ascendía una pequeña neblina, cendales de humo blanco dotaban al lugar de un aire fantasmagórico.
El agua, sin embargo, estaba muy fría, asi que ¿cómo era posible que del agua surgiera ese humo?
Este humo que escapa de ríos, lagos y pantanos se produce generalmente con la llegada de los primeros fríos invernales. Aparece en latitudes templadas sólo durante los meses más fríos del año (entre noviembre y marzo), coincidiendo con el período en el que las masas de aire de origen polar avanzan más hacia el Hemisferio Norte.
Tal y como lo explica José Miguel Viñas en su libro Curiosidades meteorológicas:
Es sólo entonces, bajo dichas circunstancias, cuando logran alcanzarse las condiciones de saturación del vapor de agua en la capita de aire que se apoya sobre la superficie de un lago o río, escapando de ellos una especie de mechones de humedad de aspecto vaporoso. (…) En las regiones polares es bastante habitual ver humear el mar, debido a la presencia casi permanente de aire muy frío (a menudo a bastantes grados centígrados bajo cero) discurriendo sobre la superficie marina. El fenómeno se conoce con el nombre de “humo ártico”, y su uso es extensible al de las aguas humeantes que observemos en cualquier otro lugar, siempre y cuando dicho humo se forme como consecuencia de la disposición de aire a muy baja temperatura (foco frío) sobre una gran superficie acuosa menos fría (foco caliente).
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